La comida es especialmente destacable, con varios entrantes para diferentes estómagos y ramen de varios tipos, incluidos algunos especiales que los tienen para esta época de supuesto frío que tenemos en Málaga, pero que apetecen de igual forma, al igual que platos sin caldo, todos con ingredientes muy variados.
Los precios son realmente equilibrados y bastante bien pensados para ser el centro de la ciudad, dónde la mayoría de sitios buscan economizar a costa de sacrificar calidad para tener más cantidad y aprovecharse de extranjeros cobrándote 20€ euros por platos que no están ni la mitad de buenos, ni te llenan ni la mitad que te llena un cuenco de ramen, y la bebida también tiene un precio asequible.
El local es perfecto para cualquier persona con atracción a la cultura japonesa y adicta a quedarse embobado con las decoraciones, como yo que cada vez que voy me percato de nuevos detalles, o referencias tanto a obras reales como de ficción, o aspectos comunes de la cultura común de Japón.
Hablando del servicio, una maravilla, cada uno merece un beso en la frente, tanto a la hora de pensar en sus clientes, como para recomendar, para tratar, para todo lo que se pueda imaginar, lo hacen estupendamente.
Es recomendable siempre ir con reservas ya que tienen bastante demanda.